Por Daril de la Nuez
Alan Turing fue sin dudas uno de los científicos más grandes del siglo XX y de todos los tiempos. Con su genio matemático, fue el primero en establecer los fundamentos teóricos de la computación y la inteligencia artificial, aportes que han marcado el camino de la humanidad hasta el día de hoy. Por todo ello, hoy le dedicaré un espacio en la sección que honra a las grandes mentes de las ciencias.
El genio de Turing
Alan Turing nació el 23 de junio de 1912 en Londres, Inglaterra. Desde edades muy tempranas demostró que había nacido para las ciencias, por las cuales tenía un extraordinario interés, tanto así, que con apenas 8 años montó en su casa un pequeño laboratorio químico.
Pero su verdadero interés fueron las matemáticas, de lo que se graduó con honores en 1934 en la Universidad de Cambrige. A partir de ahí desarrolló todo su genio, y en 1936 publicó el artículo On computable numbers, with an application to the Entscheidungsproblem, mediante el cual introdujo el concepto de algoritmo, demostrando que existen problemas sin solución algorítmica, lo cual se convirtió en uno de los cimientos trascendentales de la teoría computacional.
Turing vs nazis
En 1939 ya Turing era un científico consagrado y de altísimo prestigio en Gran Bretaña, por lo que fue reclutado por el ejército de su país para que descifrara los códigos secretos de guerra que eran emitidos por la máquina Enigma, empleada por el ejército nazi desde submarinos y mediante la cual se comunicaban enviando mensajes encriptados.
Su propia máquina descifradora, que fue llamada Colossus, empezó a operar en 1943 y por la genialidad de la misma, así como otros muchos méritos, Turing recibió en 1946 la Orden del Imperio Británico.
La inteligencia artificial
Turing se considera uno de los padres de lo que hoy se conoce como inteligencia artificial. A partir de la publicación en 1950 de su famoso artículo Computing Machinery and Intelligence, donde formuló la pregunta “¿pueden pensar las máquinas?”, este campo de la tecnología robótica recibió el impulso necesario para llegar hasta donde lo hemos hecho hoy en día. Una de sus propuestas más revolucionarias fue la creación del Test de Turing, el cual tenía la intención de definir empleando una metodología estándar, si las máquinas podrían tener la capacidad de pensar.
Sus estudios en el campo de la cibernética, la cual pretende establecer sistemas de comunicación entre las máquinas y los hombres, fueron también trascendentes. En este sentido, contribuyó a la profundización de esta ciencia estableciendo el concepto conocido hoy como interfaz.
El ocaso en la vida de Turing
La vida profesional de Alan Turing se vio injustamente truncada en 1952 cuando se dio a conocer su homosexualidad, preferencia sexual que era ilegal en aquel entonces en el Reino Unido. Por ello fue acusado de “indecencia y perversión”, cargos que le costaron la castración química mediante tratamientos hormonales, en un proceso muy mediatizado que lo marcaría en lo adelante.
Dos años después, en 1954, este eminente científico fue hallado muerto debido a la ingestión de parte de una manzana contaminada con cianuro, lo cual fue catalogado como un suicidio, aunque algunos lo atribuyen a un accidente e incluso no faltan las teorías de que fue un asesinato.
Así terminó la vida de este hombre, a quien se le deben agradecer eternamente no solo sus aportes científicos, sino su papel crucial en la victoria sobre el fascismo en la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día se otorga cada año en su honor el llamado Premio Turing, el cual es considerado el Nobel de la Computación, y se cree que el símbolo de la manzana mordida de Apple es un tributo a este científico y su trágica muerte. Recientemente, recibió póstumamente el indulto y un perdón real firmado por la Reina Isabel II de Gran Bretaña.
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