Por Daril de la Nuez
Hace apenas unos días, sin demasiado revuelo mediático, concluyó una de las etapas más importantes y riesgosas de la Misión 31, uno de los más ambiciosos proyectos científicos para el estudio de los océanos que existen en la actualidad.
Dirigida por Fabien Cousteau, nieto del legendario oceanógrafo y padre del buceo moderno Jacques-Yves Cousteau, durante 31 días permitió que un pequeño grupo de investigadores vivieran bajo el mar y realizaran importantes experimentos e investigaciones sobre la fauna marina y el funcionamiento oceánico que prometen arrojar importantes resultados en un futuro cercano.
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