Por Daril de la Nuez
Que la vulnerabilidad al suicidio no es la misma entre todas las personas, incluso estando bajo las mismas situaciones, es algo harto conocido y podríamos decir que hasta lógico. Nuestra reacción ante estas circunstancias difíciles estará acorde siempre a la manera en que nuestro cerebro esté preparado para manejar el estrés.
Dada la subjetividad que rodea a los casos de suicidio, en los últimos años, los científicos se han dedicado de lleno a determinar si entre las personas que recurren a esta vía existe algún factor común orgánico que pueda indicar con antelación su vulnerabilidad para quitarse la vida y al parecer lo han encontrado, como tantas otras cosas, en nuestro genoma. Veamos de qué se trata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario