Por Daril de la Nuez
Cada año en todo el mundo se producen en el medio natural fenómenos que despiertan la curiosidad de millones de personas. Por su rareza, su apariencia, la forma o el lugar en que se originan, entre muchas otras causas, en no pocas ocasiones comienzan a generarse inmediatamente múltiples teorías que si bien pueden ser lógicas, en algunas ocasiones llegan a rozar la fantasía. Por ello, lo más sensato suele ser esperar los resultados de las investigaciones realizadas por los expertos de la materia en concreto, como ha ocurrido recientemente con el descubrimiento de unos insólitos cráteres en varias zonas de la tundra de la remota Siberia.
El primer agujero hallado
El primero de estos enigmáticos agujeros fue
descubierto por helicópteros rusos que sobrevolaban el extremo norte de
Siberia, más exactamente la región conocida como Yamal, que en la lengua nativa
significa “fin del mundo”. En un inicio el agujero aparentaba ser enorme, de casi
100 metros de diámetro y una profundidad que a juzgar por las imágenes era muy grande, lo que dio lugar a rápidas especulaciones.
En un principio, la rareza
del agujero hizo creer que se trataba de una broma creada digitalmente para
crear un fenómeno viral en las redes, pero el ejército ruso y los científicos
que se desplazaron a la zona confirmaron la existencia del mismo, que aseguran
no existía hace pocos años atrás.
Según la primera expedición
de científicos que se desplazó a la zona, el agujero tiene entre 50 y 70 metros
de profundidad y su diámetro es complicado de determinar porque es más oval que
cilíndrico, pero al parecer oscila entre los 30 y los 60 metros. En el fondo se
ha encontrado un lago helado que se está descongelando lentamente con el avance del verano.
¿Qué ocurrió realmente en Siberia?
Las primeras teorías sobre
el origen del primer cráter encontrado hablaban de la caída de un meteorito, la prueba
de un potente misil, la explosión desde el interior de un cóctel de gases
dilatado como consecuencia del calentamiento global e incluso de la incursión
de extraterrestres, entre muchas otras de mayor o menos credibilidad. ¿Pero que
dicen los científicos?
Según ellos, a pesar de su
aparente rareza, la formación de estos agujeros es un fenómeno natural que puede
haber sido consecuencia de fuerzas internas de la tierra y no externas como
algunos se han aventurado a decir. Pero no se trató de explosiones internas, ya
que no hay pruebas en el lugar de que se haya liberado calor en su formación,
sino que más bien pudo responder a un proceso de expulsión del permafrost, el
suelo helado perpetuo que cubre gran parte del territorio siberiano. Si está
relacionado o no con el calentamiento global es algo que aún está por
determinar con seguridad, pues es muy temprano para aventurase a tal conclusión, según los
expertos. No obstante, no sería nada descabellado relacionar ambos fenómenos y ya aparecen publicaciones que afirman el vínculo existente.
Ahora se están repasando
miles de imágenes satelitales para confirmar cuando pudo producirse el
hundimiento del terreno que produjo los agujeros hallados, aunque según las pruebas realizadas en el lugar se
estima que son muy nuevos, quizás se originaron hace apenas un año o dos.
Al parecer este fenómeno no
es nuevo en la región, y es posible que haya sido responsable de la formación
de numerosos lagos en Yamal hace unos 8000 años atrás. Por lo tanto, no sería
muy desacertado pensar que quizás estemos siendo testigos de un recomienzo de
esta actividad natural en tan inusual y mágico paraje de nuestro planeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario