Por Daril de la Nuez
¿Te has preguntado alguna vez por qué a veces nos sobrecogemos tanto, se nos pone la piel de gallina o incluso se nos llega a escapar alguna lagrimilla ante una fuerte emoción como puede ser, por ejemplo, contemplar una obra de teatro de fuerte impacto visual, andar por un gran museo o caminar por una bella ciudad?
Pues estos síntomas, que no son para nada poco habituales y están dentro de lo considerado “normal”, en ciertas personas particularmente sensibles pueden llegar a extremos que suelen llegar a afectar su estado de salud de manera puntual, en estos casos, generalmente, estaríamos en presencia del llamado Síndrome de Stendhal.
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