Por Daril de la Nuez
Seguramente estarás de acuerdo conmigo en que las personas solemos tener diferentes percepciones ante un mismo olor. Así, frecuentemente se da el caso de que ante un determinado olor que para unos puede ser muy agradable, para otros puede que no lo sea para nada. Pero ¿te has preguntado alguna vez por qué pasa esto?
Pequeñas diferencias en el ADN
Según unos investigadores de la Universidad de Duke, la respuesta está en la información genética contenida en nuestro ADN, en el cual una pequeña diferencia, que puede ser determinada por un único gen o un aminoácido, es capaz de marcar si un olor es o no agradable para una persona. Si tenemos en cuenta que tenemos alrededor de 400 genes que codifican los receptores olfativos y que estos a su vez pueden presentar casi un millón de variaciones, la inmensa variabilidad en la percepción de olores entre seres humanos tiene mucho sentido.
Estos receptores se activan ante determinados olores, lo cual envía una señal de alta especificidad que llega al cerebro, quien lo decodificará. Pero estos receptores son muy diferentes entre unas personas y otras (la diferencia se estima en alrededor de un 30%), por lo que cuando olemos algo, los receptores que se activan son diferentes en cada caso, en dependencia de lo que dicte su genoma particular. Esto marca una diferencia crucial en la percepción olfativa.
Aunque los genes que codifican los receptores de olor han sido identificados, la manera en que se activan los receptores no está del todo dilucidada. Esta nueva investigación, que ha sido publicada en la revista científica Nature Neuroscience, intentó mediante la clonación de más de 500 receptores olfativos de 20 personas, dar respuesta a esta interrogante.
Estos receptores, que tenían ligerísimas variaciones entre sí en su composición de aminoácidos, fueron sometidos al olor de moléculas diferentes para ver cómo se excitaban. La conclusión fue que 27 de ellos fueron capaces de responder a al menos uno de los olores, entre ellos la vainilla. Este descubrimiento aporta un elemento importante sobre la manera en que éstos responden ante determinada señal olorosa.
Importancia de este descubrimiento
Esta investigación, que ha duplicado hasta llegar al número de 40 la cantidad de receptores del olor descubiertos en los seres humanos, podría tener un gran impacto en la industria alimentaria o la cosmética. Basándose en estas conclusiones y de otras investigaciones que deberán realizarse a partir de lo ahora descubierto, lo cual permitirá profundizar en el conocimiento del funcionamiento de estos receptores, se podrían diseñar nuevos sabores que despierten sensaciones novedosas en las personas ante determinados alimentos, así como nuevos perfumes y otros productos de la industria química y la cosmetología.
Seguramente pensarás que estudios como este pueden ser empleados para diseñar productos capaces de estimular nuestros sentidos e incitarnos a consumir más, ¿no te parece?
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